Muchos de los procesos de tratamiento de aguas residuales están abiertos a la atmósfera permitiendo la emisión de contaminantes gaseosos (sulfuro de hidrógeno, mercaptanos, etc.) que en concentraciones bajas pueden causar molestias sobre la población que habita en los alrededores del foco de emisión.
El control de olores en instalaciones de aguas residuales a menudo requiere la utilización de cubrimientos para contener los olores antes de su tratamiento. Los objetivos del confinamiento de los olores son los siguientes:
El aire viciado producido en los procesos, es extraído y posteriormente tratado con el equipo de desodorización apropiado.